¿Cuál es tu discurso?
Todos tenemos un discurso. A veces sin advertirlo.
Difícil de cambiar porque en él muchas veces se sostiene la identidad. Es
interesante descubrir y conocer el discurso que adopta cada persona en su vida
diaria. Hay que escucharlos, son sutiles, entenderlos y nunca atacarlos porque se ponen a la defensiva. Hay discursos que se repiten, se estancan en
una postura y no se abren al cambio,
predecibles. Es decir, son improductivos en el desarrollo personal. Nombro algunos que conozco: el negativo (me causa
mucha gracia), el apocalíptico, el quejoso, el del “yo trabajo” y con eso justifico
todo, el reiterativo anecdótico. Se de
uno que ronda en la palabra orden, entonces su locutor dice: “poner orden”, “llamar al orden”, “ordenar
el cuarto”. Y de otro que todo lo
adjetiva en “prolijo” o no prolijo.
Casualmente puedo identificar pero no clasificar un discurso productivo. Ellos son dinámicos, interactivos,
atractivos, se renuevan todo el tiempo, ceden ante lo nuevo.
¿Revisaste tu discurso?
Oda al discurso.
ResponderEliminarQué poético, Viviana! Me encantó.
Los docentes y la escuela deberíamos aceptar tu invitación a revisar discursos con urgencia.
Discursos y mas discursos!!! Hay discursos interminables que nos dan personas que solo los dicen pero que nunca los cumplen. Eso me hace acordar justamente a la escuela donde los discursos van mas alla de las palabras. Palabras nulas sin acciones que las respalden. Pienso que el discurso es todo lo que hacemos y lo que decimos y para ello muchas veces la escuela tiene un doble discurso.
ResponderEliminar