viernes, 11 de mayo de 2012



¿Cuál es tu discurso?

Todos tenemos un discurso. A veces sin advertirlo. Difícil de cambiar porque en él muchas veces se sostiene la identidad. Es interesante descubrir y conocer el discurso que adopta cada persona en su vida diaria. Hay que escucharlos, son sutiles, entenderlos y nunca atacarlos porque  se ponen a la defensiva.  Hay discursos que se repiten, se estancan en una postura y  no se abren al cambio, predecibles. Es decir, son improductivos en el desarrollo personal.  Nombro algunos que conozco: el negativo (me causa mucha gracia), el apocalíptico, el quejoso, el del “yo trabajo” y con eso justifico todo,  el reiterativo anecdótico. Se de uno que ronda en la palabra orden, entonces su locutor  dice: “poner orden”, “llamar al orden”, “ordenar el cuarto”.  Y de otro que todo lo adjetiva en “prolijo” o no prolijo.
Casualmente  puedo identificar pero no clasificar un  discurso productivo. Ellos son dinámicos, interactivos, atractivos, se renuevan todo el tiempo, ceden ante lo nuevo.
¿Revisaste tu discurso?

2 comentarios:

  1. Oda al discurso.
    Qué poético, Viviana! Me encantó.
    Los docentes y la escuela deberíamos aceptar tu invitación a revisar discursos con urgencia.

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  2. Discursos y mas discursos!!! Hay discursos interminables que nos dan personas que solo los dicen pero que nunca los cumplen. Eso me hace acordar justamente a la escuela donde los discursos van mas alla de las palabras. Palabras nulas sin acciones que las respalden. Pienso que el discurso es todo lo que hacemos y lo que decimos y para ello muchas veces la escuela tiene un doble discurso.

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