viernes, 22 de junio de 2012

Medios de comunicación + escuela = aprendizaje.

Luego de leer y analizar el texto de Prieto Castillo “Apuntes sobre la productividad discursiva y el aprendizaje” se puede destacar como concepto fundamental que ambas instituciones tanto la escuela como los medios de comunicación son trabajadoras del discurso pero se diferencian en que la primera no se dirige a un público masivo sino a  uno cautivo, que el discurso de la escuela muchas veces no acepta critica ni opinión diferente y que la enseñanza está lejos de la vida cotidiana de los estudiantes., ya que muchas veces no utiliza la realidad de estos y del mundo que los rodea; mientras que los medios están siempre en contacto con la realidad aunque también es destacable que muchas veces la utilizan según su conveniencia económica. Así es que hoy en día los medios masivos son un lugar de poca crítica y las instituciones educativas muy por el contrario sufren críticas destructivas, han perdido vigencia, respeto y autoridad. Desde mi punto de vista, así como hay medios de comunicación que fabrican y transmiten ideologías colectivamente, también hay docentes que, en lugar de ser formadores de opinión, tomar nuestros conocimientos previos y enseñar en función de la realidad de los estudiantes solo transmiten su conocimiento para que luego sea repetido, se creen dueños dentro del aula y no tienen en cuenta las diferencias que hacen a un crecimiento conjunto y el contexto del mundo que nos rodea. Por eso digo que la educación y los medios deberían trabajar conjuntamente en pos de un crecimiento social donde se replanten los roles sociales y se fijen figuras de respeto y autoridad, figuras tan deslineadas que hoy son requeridas nuevamente para la formación e integración de los jóvenes; sin embargo no hay que olvidarse de que ellos necesitan un nivel de conocimiento pero no son un recipiente que hay que llenar, son sujetos sociales por ello la idea es que los conocimientos que la escuela debe enseñar puedan combinar métodos didácticos, medios de comunicación, desarrollo de la crítica y la creatividad de los estudiantes. En mi opinión, no colabora la distancia y la incomunicación con los alumnos, ya que el acercamiento, la comprensión, y la formación de sujetos creativos y críticos ayuda a asimilar y resignificar aquello que el estudiante debe aprender; sin embargo, tampoco es útil el asistencialismo sin función educativa. La escuela debe producir un cambio acercándose a la realidad y teniendo en cuenta a los alumnos como sujetos, personas que están en formación, así mismo debe recuperar su figura y su autoridad pero utilizando la realidad del mundo que hoy la rodea y los medios de comunicación son parte de esa realidad.

Para ilustrar mi texto encontré un cuento muy interesante que nos habla de las limitaciones, que en muchas ocasiones la escuela le pone a los niños y que no son de conducta o para inculcar valores importantes, lo que estaría bien; sino que son absurdas y con el objetivo de formar cierta clase de individuos lo que conlleva a limitar su propio pensamiento, su imaginación, su creatividad y la virtud de ser  entes diferentes que es lo mejor y lo más preciado que tenemos los seres humanos. La escuela debería tomar y enseñar en y para esas diferencias.

Un niño
Por Helen Buckley

Una vez un niño fue a la escuela. Él era bien pequeño. Y la escuela era bien grande. Pero cuando el niño vio que podía ir a su clase caminando directamente desde la puerta de afuera, él se sintió feliz, y la escuela no le parecía tan grande así:

Una mañana, cuando hacía poco que él estaba en la escuela, la maestra dijo:

¨ Hoy vamos a hacer un dibujo.
¨ Bien –pensó él.

A él le gustaba dibujar. El podía hacer todas las cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y barcos..., y tomó su caja de lápices y comenzó a dibujar. Pero la maestra dijo:

¨ ¡Esperen! ¡No es hora de comenzar!

Y él espero hasta que todos estuviesen prontos.

¨ ¡Ahora! –dijo la maestra- Vamos a dibujar flores.
¨ ¡Bueno! –pensó el niño.

A él le gustaba dibujar flores con lápiz rosa, naranja, azul. Pero la maestra dijo:

¨ ¡Esperen! Yo les mostraré cómo se hacen. ¡Así! –dijo la maestra, y era una flor roja con tallo verde.
¨ ¡Ahora sí! – dijo la maestra -. Ahora pueden comenzar.

El niño miró la flor de la maestra y luego miró la suya. A él le gustaba más su flor que la de la maestra. Pero él no reveló eso. Simplemente guardó su papel e hizo una flor como la de la maestra. Era roja, con el tallo verde.

Otro día, cuando el niño abrió la puerta de afuera, la maestra dijo:

¨ Hoy vamos a trabajar con plastilina.
¨ ¡Bien! –pensó el niño.

El podía hacer todo tipo de cosas con plastilina: víboras y muñecos de nieve, elefantes y rabitos; autos y camiones... Y comenzó a apretar y amasar la bola de plastilina, pero la maestra dijo:

¨ ¡Esperen! No es hora de comenzar. Y él esperó hasta que todos estuviesen prontos.
¨ ¡Ahora! – dijo la maestra- nosotros vamos a hacer una víbora.
¨ Bien, pensó el niño. A él le gustaba hacer víboras. Y comenzó a hacer unas de diferentes tamaños y formas. Pero la maestra dijo:
¨ -¡Esperen! Yo les mostraré cómo hacer una víbora larga.
¨ Así! –dijo la maestra.
¨ Ahora pueden comenzar

El niño miró la viborita de la maestra. Entonces, miró las suyas. A él le gustaban más las suyas que las de la maestra. Pero no reveló eso. Simplemente amasó la plastilina, en una gran bola e hizo una viborita como la de la maestra. Que era una viborita larga.

Así luego el niño aprendió a esperar y a observar; y a hacer cosas como la maestra, y luego él no hacía las cosas por sí mismo.

Entonces sucedió que el niño y su familia se mudaron para otra casa, en otra ciudad y el niño tuvo que ir a otra escuela.

Esa escuela era mucho mayor que la primera, entonces había puertas afuera. Para llegar a su salón, él tenía que subir algunos escalones y seguir por un corredor largo para finalmente llegar a su clase.

Y justamente en el primer día, que él estaba allí, la maestra dijo:

¨ Hoy vamos a hacer un dibujo.
¨ Bien –pensó el niño. Y esperó a la maestra para que le dijera cómo hacer. Pero ella no dijo nada, apenas andaba por el salón. Cuando se acercó al niño, ella dijo:
¨ ¿Tú no quieres dibujar?
¨ Sí –dijo el niño-. Pero ¿qué vamos a hacer?
¨ Yo no sé, hasta que tú lo hagas –dijo la maestra.
¨ ¿Cómo lo haré? –preguntó el niño.
¨ ¿Por qué?- dijo la maestra- De la manera que tú quieras.
¨ ¿Y de cualquier color? –preguntó él.
¨ De cualquier color –dijo la maestra-. Si todos hiciesen el mismo dibujo y usasen los mismos colores, ¿cómo yo podría saber quién hizo qué, ¿y cuál sería de quién?
¨ Yo no sé- dijo el niño. Y comenzó a hacer una flor roja, con el tallo verde.

1 comentario:

  1. Hola Belén! Lo conocés a Franco Tonucci (Frato). Te recomiendo sus viñetas "con ojos de niño". Muy en línea con tu cuento

    http://4.bp.blogspot.com/_AIBe_-jCOoU/TULHMTsNCUI/AAAAAAAAA-8/wwPTG_K8plM/s1600/frato89-maestra.gif

    http://recursosgeograficos.files.wordpress.com/2012/06/origin_5050395981.png?w=584

    Hubieran quedado lindas en tu -también muy lindo- post.

    saludos

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